No tengáis miedo a las Residencias
Justi Acedo. Vive desde hace 40 años con Esclerosis Múltiple
La Esclerosis Múltiple no me ha impedido que disfrute de esta vida tan hermosa.
Justi Acedo
Me presento, soy una señora de 88 años, natural de Sestao, Bizkaia, donde pasé mis primeros 26 años hasta que me casé con mi marido. Vivo con Esclerosis Múltiple (EM) desde los 48 años, debido a que esta enfermedad progresó lentamente, pude disfrutar de la vida. Viajaba con mi marido siempre que podíamos y en esos viajes hacíamos muchas amistades que hemos ido conservando a lo largo del tiempo. Como véis, aunque estoy afectada de una enfermedad degenerativa, ello no ha impedido que disfrute de esta vida tan hermosa.La Esclerosis Múltiple no me ha impedido que disfrute de esta vida tan hermosa.
Pero poco a poco la enfermedad fue avanzando, tuve que hacer uso de muletas y últimamente estoy en silla de ruedas. A pesar de ello, no dejo de aprovechar lo que me ofrece cada momento, ya que con la ayuda de un coche especial, puedo hacer salidas y excursiones.
Cuando cumplí 71 años tuvimos que optar por venir a una Residencia, porque aunque mi marido estaba bien, yo ya no me arreglaba en casa. No tuvimos ninguna dificultad en adaptarnos, ya que sabíamos que era el mejor lugar para que me atendieran.
Ahora vivo en la Residencia Elorduy de Barrika, Bizkaia, donde he cumplido ya 16 años de estancia, 6 de los cuales los he pasado viuda, y todavía Dios me da energía para seguir luchando contra mi enfermedad. Siempre procuro ocupar mis ratos de ocio mediante la lectura, sesiones de psicología, en la capilla, dando paseos… además la ubicación de este Centro me ayuda bastante, ya que está rodeado de mar y de montañas.
En mi matrimonio hubo muchos momentos muy bonitos y entrañables. Mi marido cantaba en la iglesia y en las fiestas que celebrábamos en la Residencia. Era una alegría para el resto de residentes. Sin embargo, los últimos años fueron muy duros, debido a que mi esposo sufrió de Alzheimer. Para mi sentada en una silla de ruedas sin poder atenderle, supuso un gran pesar. La pérdida de su compañía junto con esos buenos ratos que pasamos juntos lo fue aún más.
Siempre me he considerado una persona fuerte y es por eso que no llegué a hundirme. Además la fe ha sido un pilar muy fuerte en los momentos más difíciles de mi vida.
Animo a todas las personas que se ven imposibilitadas a no tener miedo de acudir a las residencias, porque si se van concienciando y aceptan las dificultades que tienen en casa, les resultará agradable adaptarse.
La Esclerosis Múltiple no me ha impedido que disfrute de esta vida tan hermosa.
Justi AcedoMe presento, soy una señora de 88 años, natural de Sestao, Bizkaia, donde pasé mis primeros 26 años hasta que me casé con mi marido. Vivo con Esclerosis Múltiple (EM) desde los 48 años, debido a que esta enfermedad progresó lentamente, pude disfrutar de la vida. Viajaba con mi marido siempre que podíamos y en esos viajes hacíamos muchas amistades que hemos ido conservando a lo largo del tiempo. Como véis, aunque estoy afectada de una enfermedad degenerativa, ello no ha impedido que disfrute de esta vida tan hermosa.La Esclerosis Múltiple no me ha impedido que disfrute de esta vida tan hermosa.
Pero poco a poco la enfermedad fue avanzando, tuve que hacer uso de muletas y últimamente estoy en silla de ruedas. A pesar de ello, no dejo de aprovechar lo que me ofrece cada momento, ya que con la ayuda de un coche especial, puedo hacer salidas y excursiones.
Cuando cumplí 71 años tuvimos que optar por venir a una Residencia, porque aunque mi marido estaba bien, yo ya no me arreglaba en casa. No tuvimos ninguna dificultad en adaptarnos, ya que sabíamos que era el mejor lugar para que me atendieran.
Ahora vivo en la Residencia Elorduy de Barrika, Bizkaia, donde he cumplido ya 16 años de estancia, 6 de los cuales los he pasado viuda, y todavía Dios me da energía para seguir luchando contra mi enfermedad. Siempre procuro ocupar mis ratos de ocio mediante la lectura, sesiones de psicología, en la capilla, dando paseos… además la ubicación de este Centro me ayuda bastante, ya que está rodeado de mar y de montañas.
En mi matrimonio hubo muchos momentos muy bonitos y entrañables. Mi marido cantaba en la iglesia y en las fiestas que celebrábamos en la Residencia. Era una alegría para el resto de residentes. Sin embargo, los últimos años fueron muy duros, debido a que mi esposo sufrió de Alzheimer. Para mi sentada en una silla de ruedas sin poder atenderle, supuso un gran pesar. La pérdida de su compañía junto con esos buenos ratos que pasamos juntos lo fue aún más.
Siempre me he considerado una persona fuerte y es por eso que no llegué a hundirme. Además la fe ha sido un pilar muy fuerte en los momentos más difíciles de mi vida.
Animo a todas las personas que se ven imposibilitadas a no tener miedo de acudir a las residencias, porque si se van concienciando y aceptan las dificultades que tienen en casa, les resultará agradable adaptarse.