Joana Castresana, socia de ADEMBI

Aprovecho para no dejar ni un minuto del libro de mi vida en blanco

Mi médico me dijo que hiciese una vida normal, que no la cambiase... y eso he hecho.

Joana Castresana

He decidido animarme a escribir, pero no para contaros el número de brotes, o las dificultades del tratamiento médico, o sus consecuencias… ni siquiera para hablaros de las peripecias de su transporte ‘en frío’. Tampoco os voy a decir eso de que hay que seguir para adelante, luchar cada día y demás, porque al final son palabras tantas veces dichas que casi han perdido su valor.

Lo que sí os voy a contar es cómo es mi vida diaria. En el mes de marzo, mi novio y yo nos casamos en una capilla preciosa, y después celebramos el banquete en un hotel con baile. La fiesta se prolongó hasta donde el cuerpo y los nervios del día nos permitieron aguantar (más de las 2 de la madrugada del día siguiente).

Fue un día especial para nosotros dos, nuestras familias y amigos. Hubo mucho trabajo de preparación durante los meses previos, pero todo se compensó con las caras que vimos ese día, y el cariño que nos dieron.

Al día siguiente, y ya recuperados del festejo, nos marchamos por Europa de viaje de novios. Estuvimos 12 días recorriendo Holanda y Bélgica en avión, tren, bici, barco y a pie. Todo ello inmortalizado en un montón de fotos que nos quedan en el recuerdo para el resto de nuestras vidas.

Como todavía me quedaba ilusión y ganas de meterme en más saraos, preparé para mis amigos un viaje en Semana Santa a la Sierra de Urbasa. Recorrimos el nacimiento del Urederra y sus alrededores sin parar ni un momento.

Pero volviendo de ese precioso lugar de Navarra, mi marido y yo ya estábamos pensando en donde íbamos a recalar en nuestra próxima aventura. Un nuevo destino por descubrir. Además, en esta ocasión, hemos decidido disfrutar de una de nuestras aficiones, que es la bici, para recorrer las Landas con la tienda de campaña a cuestas, y cómo no, con unas ganas enormes de pasárnoslo bien.

A algunos de mis amigos, les dejo descansar por el camino porque dicen que consigo agotarlos con tanta actividad… Pero eso no me impide tener siempre planes en la cabeza para que se puedan reenganchar.

Una vez pregunté a mi madre cómo se conseguía apagar la cabeza para dejar de pensar, y mientras todavía espero la respuesta, aprovecho para no dejar ni un minuto del libro de mi vida en blanco. Mi médico me dijo que hiciese una vida normal, que no la cambiase… y eso he hecho.

Algunos pueden pensar que tengo una vida agotadora y estresante para el trabajo que tengo, otros que es demasiado para una persona enferma, y yo simplemente creo que disfruto de la vida con mi marido, mi familia y mis amigos.

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