Luchando con la EM
Josune Rodríguez, afectado de EM
Fui aceptando poco a poco la realidad luchando para no derrumbarme. Es cuestión de elegir la alternativa adecuada, siempre hay más de una opción.
Josune Rodriguez
Tengo 27 años, de los cuales los últimos 5 estoy luchando para seguir adelante con la EM. Y digo ‘luchar con’ porque personalmente no me gusta hablar de luchar contra, ya que no pretendo que sea el centro de mi vida, ni lo único en lo que fije mi atención.
Todo comenzó de una forma muy sutil en marzo de 1999, comencé a ver mal, todo granulado, como si estuviera viendo a través de una televisión estropeada. Me atendió el oftalmólogo, que me dijo que sólo tenía el nervio óptico inflamado, que se me pasaría, y así fue. Pero en agosto de 2000… Me asusté mucho cuando no sentía si seguía sujetando algo o no con mi mano izquierda, tenía que comprobar con la mirada si estaba agarrando bien las cosas o no, rompí algún plato que otro…
A partir de esto, llegaron las visitas al neurólogo, las pruebas que ya conocéis (punción lumbar, resonancia magnética y los potenciales) y, con ellas, el diagnóstico de la Esclerosis Múltiple.
Fue un golpe duro y seco. Justo había acabado la carrera y estaba dispuesta a comerme el mundo, sin embargo, todo cambió bruscamente. Tuve diferentes fases tras la noticia: actuar como si no pasara nada y vendarme los ojos ante las limitaciones, pero los brotes me recordaban cuál es mi realidad; no me relacionaba tanto como antes, no tenía esperanza de nada, sentía que ya no servía para nada. Por otro lado, las personas que me rodeaban tampoco sabían cómo reaccionar, qué hacer o decir, ni cómo adaptarse a mi nueva situación…
Afortunadamente, fui aceptando poco a poco la realidad luchando para no derrumbarme. Es cierto que no aguanto la ‘marcha’ de la gente de mi edad, pero me divierto tomando un café con quienes aprecio, también es cierto que no puedo subir un monte, pero disfruto paseando un día soleado; tampoco puedo ir a esquiar, pero sí jugar con la nieve… es cuestión de elegir la alternativa adecuada, siempre hay más de una opción.
Como veis, ahora lo vivo como un aspecto más a tener en cuenta en mí día a día, junto con mi familia, las amistades, mi novio, nuestra futura casa… y por supuesto también el trabajo al que me he incorporado recientemente. El 1 de abril comencé a trabajar en AEMAR, Asociación de Esclerosis Múltiple de Araba, donde estoy muy contenta y satisfecha por participar y colaborar en ofrecer apoyo para el desarrollo de las diferentes iniciativas. Por cierto, tú también puedes tomar parte, te esperamos…
Fui aceptando poco a poco la realidad luchando para no derrumbarme. Es cuestión de elegir la alternativa adecuada, siempre hay más de una opción.
Josune RodriguezTengo 27 años, de los cuales los últimos 5 estoy luchando para seguir adelante con la EM. Y digo ‘luchar con’ porque personalmente no me gusta hablar de luchar contra, ya que no pretendo que sea el centro de mi vida, ni lo único en lo que fije mi atención.
Todo comenzó de una forma muy sutil en marzo de 1999, comencé a ver mal, todo granulado, como si estuviera viendo a través de una televisión estropeada. Me atendió el oftalmólogo, que me dijo que sólo tenía el nervio óptico inflamado, que se me pasaría, y así fue. Pero en agosto de 2000… Me asusté mucho cuando no sentía si seguía sujetando algo o no con mi mano izquierda, tenía que comprobar con la mirada si estaba agarrando bien las cosas o no, rompí algún plato que otro…
A partir de esto, llegaron las visitas al neurólogo, las pruebas que ya conocéis (punción lumbar, resonancia magnética y los potenciales) y, con ellas, el diagnóstico de la Esclerosis Múltiple.
Fue un golpe duro y seco. Justo había acabado la carrera y estaba dispuesta a comerme el mundo, sin embargo, todo cambió bruscamente. Tuve diferentes fases tras la noticia: actuar como si no pasara nada y vendarme los ojos ante las limitaciones, pero los brotes me recordaban cuál es mi realidad; no me relacionaba tanto como antes, no tenía esperanza de nada, sentía que ya no servía para nada. Por otro lado, las personas que me rodeaban tampoco sabían cómo reaccionar, qué hacer o decir, ni cómo adaptarse a mi nueva situación…
Afortunadamente, fui aceptando poco a poco la realidad luchando para no derrumbarme. Es cierto que no aguanto la ‘marcha’ de la gente de mi edad, pero me divierto tomando un café con quienes aprecio, también es cierto que no puedo subir un monte, pero disfruto paseando un día soleado; tampoco puedo ir a esquiar, pero sí jugar con la nieve… es cuestión de elegir la alternativa adecuada, siempre hay más de una opción.
Como veis, ahora lo vivo como un aspecto más a tener en cuenta en mí día a día, junto con mi familia, las amistades, mi novio, nuestra futura casa… y por supuesto también el trabajo al que me he incorporado recientemente. El 1 de abril comencé a trabajar en AEMAR, Asociación de Esclerosis Múltiple de Araba, donde estoy muy contenta y satisfecha por participar y colaborar en ofrecer apoyo para el desarrollo de las diferentes iniciativas. Por cierto, tú también puedes tomar parte, te esperamos…