Las ayudas técnicas han mejorado mi vida
Silvia Guruceta, socia de ADEMGI
No sólo han mejorado mi calidad de vida sino también la de mi marido y mis hijos
Silvia Guruceta
Me llamo Silvia, tengo 50 años y me diagnosticaron EM en 1995. En 1996 me puse en contacto con la Asociación que estaba ubicada en Santa Catalina,y durante 5 años pertenecí a la junta directiva de ADEMGI, el primero de ellos como secretaria. Vivo en Donostia, en el barrio de Egia, y desde hace 7 años estoy en silla de ruedas. La movilidad dentro de mi domicilio era bastante limitada, ya que es una casa antigua, y tenía bastantes problemas de acceso al baño. Quiero contaros la experiencia que hemos tenido mi familia y yo con las ayudas técnicas, ya que estas ayudas, no sólo han mejorado mi calidad de vida sino también la de mi marido y mis hijos. La terapeuta ocupacional de ADEMGI, vino a mi domicilio para asesorarnos de la ayuda técnica más adecuada para mi situación.
Nos costó traer la grúa a casa, pero, desde que la tenemos, mi familia no tiene que hacer ningún esfuerzo para movilizarme, ya que hasta ahora lo único que conseguían era hacerse daño en la espalda. Con el tiempo, nos hemos dado cuenta que comprar la grúa ha sido lo más sensato que hemos hecho. Después, conseguí una silla a motor, así puedo ir con la familia a cualquier sitio, y ellos no tienen que hacer ningún esfuerzo empujando la silla. En la calle en la que está mi domicilio, hay bastantes cuestas, y el esfuerzo que tenían que hacer para mover la silla era muy grande.
Yo tengo mucha afición al esquí, de hecho hasta que me diagnosticaron la enfermedad, esquiábamos mucho, y nos compramos una casa en el Valle de Arán (Lérida).Ahora no puedo esquiar pero vamos mucho a nuestra casa, para ver el monte, respirar aire sano, y ver a todos los amigos. Me doy cuenta de las dificultades que allí tengo, ya que la casa no está tan adaptada como la de Donostia. Ya sé que no es bueno hacer comparaciones, pero allí, se me complica mucho la estancia. Por eso desde estas líneas os animo a que si necesitáis una adaptación, seáis conscientes y lo hagáis cuanto antes.
En general, yendo a rehabilitación a la Asociación y con las ayudas de mi domicilio y de la silla a motor hago una vida lo más normal posible, y lo que es más importante puedo ir casi al mismo ritmo que los demás, y eso es bueno para mí y para mi familia porque me hace sentir útil y mejor.

No sólo han mejorado mi calidad de vida sino también la de mi marido y mis hijos
Silvia GurucetaMe llamo Silvia, tengo 50 años y me diagnosticaron EM en 1995. En 1996 me puse en contacto con la Asociación que estaba ubicada en Santa Catalina,y durante 5 años pertenecí a la junta directiva de ADEMGI, el primero de ellos como secretaria. Vivo en Donostia, en el barrio de Egia, y desde hace 7 años estoy en silla de ruedas. La movilidad dentro de mi domicilio era bastante limitada, ya que es una casa antigua, y tenía bastantes problemas de acceso al baño. Quiero contaros la experiencia que hemos tenido mi familia y yo con las ayudas técnicas, ya que estas ayudas, no sólo han mejorado mi calidad de vida sino también la de mi marido y mis hijos. La terapeuta ocupacional de ADEMGI, vino a mi domicilio para asesorarnos de la ayuda técnica más adecuada para mi situación.
Nos costó traer la grúa a casa, pero, desde que la tenemos, mi familia no tiene que hacer ningún esfuerzo para movilizarme, ya que hasta ahora lo único que conseguían era hacerse daño en la espalda. Con el tiempo, nos hemos dado cuenta que comprar la grúa ha sido lo más sensato que hemos hecho. Después, conseguí una silla a motor, así puedo ir con la familia a cualquier sitio, y ellos no tienen que hacer ningún esfuerzo empujando la silla. En la calle en la que está mi domicilio, hay bastantes cuestas, y el esfuerzo que tenían que hacer para mover la silla era muy grande.
Yo tengo mucha afición al esquí, de hecho hasta que me diagnosticaron la enfermedad, esquiábamos mucho, y nos compramos una casa en el Valle de Arán (Lérida).Ahora no puedo esquiar pero vamos mucho a nuestra casa, para ver el monte, respirar aire sano, y ver a todos los amigos. Me doy cuenta de las dificultades que allí tengo, ya que la casa no está tan adaptada como la de Donostia. Ya sé que no es bueno hacer comparaciones, pero allí, se me complica mucho la estancia. Por eso desde estas líneas os animo a que si necesitáis una adaptación, seáis conscientes y lo hagáis cuanto antes.
En general, yendo a rehabilitación a la Asociación y con las ayudas de mi domicilio y de la silla a motor hago una vida lo más normal posible, y lo que es más importante puedo ir casi al mismo ritmo que los demás, y eso es bueno para mí y para mi familia porque me hace sentir útil y mejor.
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