Carlos Amezaga, afectado de EM

Asumir la enfermedad es fundamental para poder vivir

En poco tiempo advertí que el bastón me facilitaría la marcha y que rechazarlo me impediría ser independiente.

Carlos Amezaga

Me llamo Carlos, soy padre de dos maravillosos niños y esposo feliz. Tengo Esclerosis Múltiple manifiesta desde mayo de 1999, diagnosticada como primaria progresiva. Mi vida diaria transcurría con normalidad, un trabajo de 8-10 horas diarias, complementado con un master que requería otras 5 horas.

Cuando comencé a notar los primeros síntomas, hormigueo en la mano, inestabilidad al caminar, debilidad, etc., visité a una traumatólogo que pensó que podríamos estar ante un cuadro de estrés, pero no descartó otras opciones, ya que me envió a un neurólogo.

Siguiendo el consejo de éste último acudí a un centro hospitalario, donde comenzaron a realizarme pruebas médicas. Tuve un proceso de deterioro muy rápido, ya que en un mes pasé de tener una vida completamente normal a encontrarme en una silla de ruedas. Por fin salí del hospital “andando”, aunque apoyado en mi extraordinaria mujer. No he vuelto a recuperar la normalidad en el caminar ni en otras cuantas cosas. En poco tiempo advertí que el bastón me facilitaría la marcha y que rechazarlo me impediría ser independiente. No tuve ninguna duda. A partir de ese momento comencé una nueva etapa de mi vida en la que hube de aceptar un montón de cosas nuevas y rechacé otras que no me parecían coherentes.

Pasé por un proceso de ansiedad que me llevó a un tratamiento psiquiátrico y psicológico. Cambié mi expediente médico desde el Hospital Civil hasta el de Cruces, donde acabé siendo tratado por mi médico actual, a quien agradezco enormemente su profesionalidad, cercanía y cariño en nuestra relación, así como el ánimo y apoyo que siempre me ha transmitido en todos aquellos objetivos que me he planteado y que le he ido indicando. Siempre me ha permitido reforzar las ideas que me han ido surgiendo, y que ahora me permiten vivir con la suficiente comodidad.

Comencé con una serie de actividades que me consintieron pensar que luchaba contra la EM. Seguí una dieta de comida muy limpia y un gran aporte vitamínico. Creo poder manifestar que estos tratamientos no curan pero ayudan a estar mejor, lo que no es poco. Posteriormente, me han administrado varios tratamientos de Urbason que me han reanimado siempre. Actualmente, soy pensionista de INSS con una incapacidad absoluta (100% de la base de cotización) a pesar de la opinión en contra de varias personas, entre las que había un abogado especialista.

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