Rehabilitación

Uri, terapeuta de cuatro patas

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 Por, Erika Otxoa Coordinadora de rehabilitación de Adembi Uri, una dócil y amistosa Golden Retriever se ha convertido no solo en una más de la familia de la Residencia Urizartorre sino […]

 Por, Erika Otxoa Coordinadora de rehabilitación de Adembi

Uri, una dócil y amistosa Golden Retriever se ha convertido no solo en una más de la familia de la Residencia Urizartorre sino en un pilar fundamental de la terapia asistida con animales que se lleva a cabo en este espacio.

Numerosos estudios demuestran la capacidad de los animales en general y de los perros en particular para mejorar la vida de las personas e incluso ayudarlas en los tratamientos de enfermedades.

La experiencia de URI en ADEMBI ahonda en esta teoría.

La perra llegó a la residencia en abril de 2014 para convivir con un grupo de 16 personas con Esclerosis Múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas.

La iniciativa partió de Anateus, el centro de innovación social que promueve la salud mediante animales, que propuso poner en marcha un proyecto para criar y adiestrar a un perro de terapia que viviese en la residencia, lo que se llama un perro residencial.

«Trabajar con Uri nos parecía una idea innovadora y ya teníamos experiencia con los caballos, además, nuestra labor es buscar todas las herramientas que estén a nuestro alcance para lograr una mayor adhesión al tratamiento», rememora Erika Otxoa, coordinadora técnica de Rehabilitación en ADEMBI.

Los beneficios de un perro residencial son muchos: normaliza la institución, muchos usuarios contaban con una mascota antes de llegar a la residencia y siempre es un estímulo sensitivo.

«Los usuarios se dotan de responsabilidades, aumentan las relaciones sociales porque hablan de Uri, desarrolla la empatía, reduce el estrés, aumenta el deseo de involucrarse en actividades grupales y además proporciona una fuente de diversión y de entretenimiento, crea lazos emocionales y reduce la sensación de soledad, todos dicen que les aporta compañía», relata Erika.

Pero también hay que tener en cuenta sus necesidades. Para llevar a cabo este proyecto «debíamos contar con un espacio para ella, no cargarla de trabajo, controlar su dieta, quizá el punto más complicado que hemos tenido», explica la portavoz de ADEMBI.

Y es que usuarios, familiares y trabajadores están por darle una chuche, «pero un estímulo de una caricia es tan o más importante y así cuidamos su salud», advierte.

También se encargan de que socialice y haga ejercicio no solo con otros perros, sino que también aprenda a ignorarlos cuando está trabajando.

Le han adiestrado con refuerzos positivos para que se afiance y pueda acceder al mayor número de estancias del centro. «A la hora de elegirla, tuvimos en cuenta diferentes factores, que fuese un perro adaptable, sociable, fuerte psicológicamente y con buena salud», explica Erika. «Seguidamente nos pusimos en contacto con un adiestrador para un preadiestramiento de Uri en obediencia básica y posteriormente adiestramiento para ser un perro de terapia».

En agosto de 2015 obtuvo el certificado de la Diputación Foral de Bizkaia como perro de asistencia de ADEMBI, acreditando que Uri tenía todas las aptitudes y condiciones higiénico-sanitarias para ser un perro de asistencia, que el perro tenía el adiestramiento necesario y se le identificó en este caso con una entidad y no con una persona usuaria como establece la normativa, es decir, para que pudiera salir con cualquiera de las personas de la Residencia.

Uri es una perra de servicio que se utiliza para personas con discapacidad física. El objetivo es facilitar las habilidades de la vida diaria de un usuario con movilidad reducida. Está entrenada para abrir una puerta, tocar el botón del ascensor… Se ha generado el vínculo necesario con los usuarios para que les asista en las cosas que no pueden hacer y les aporte seguridad.

«Actualmente Uri participa en actividades de la residencia con un fin recreativo y motivacional siendo un puente para obtener beneficios emocionales, vinculares y educativos», asegura la coordinadora técnica de Rehabilitación en ADEMBI.

Participa en intervenciones asistidas en diferentes grupos y sesiones individuales, en fisioterapia, terapia ocupacional y neuropsicología, promoviendo mejoría en funciones físicas, emocionales, cognitivas y sociales.

Se ha incorporado como elemento de la terapia, pero con un plan de tratamiento y unos objetivos para lograr resultados físicos, sociales, emocionales y cognitivos.

Beneficios físicos

Con su ayuda se trabajan habilidades motoras de las personas. Se trabaja el equilibrio en sedestación y bipedestación, fomentan las actividades de la vida diaria como su alimentación y vestido.

Beneficios emocionales

La terapeuta asegura que gracias a su presencia, se aumentan las interacciones verbales entre miembros del grupo, potenciando la autoestima y reduciendo los niveles de ansiedad y sensación de soledad.

Beneficios Cognitivos

Con Uri también trabajan el vocabulario, fomentando el lenguaje verbal, ayudando a mejorar la memoria, concentración y conocimiento de conceptos.

Beneficios Sociales

Desde que Uri está en el centro ha aumentado el deseo de realizar actividades grupales mejorando la interacción con los compañeros.

«Estos cinco años con Uri han sido muy positivos, está integrada en la residencia perfectamente, las terapias están siendo satisfactorias y ha creado vínculos muy fuertes con los usuarios», resume Erika. [<]

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