El psicólogo responde

La culpa no sirve para resolver problemas

Publicado por EM Euskadi | | Visto 4781 veces
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Por Zeiane Atela, neuropsicóloga de Adembi. La mayoría de las personas que vienen a consulta, se encuentran en un proceso de adaptación emocional tras una pérdida, bien sea de salud, […]

Por Zeiane Atela, neuropsicóloga de Adembi.

La mayoría de las personas que vienen a consulta, se encuentran en un proceso de adaptación emocional tras una pérdida, bien sea de salud, por dejar de trabajar, por perder el estilo de vida al que estaban acostumbrados…

A este proceso de adaptación, le llamamos ‘duelo’. Hay que aclarar que no todo el mundo pasa por las mismas fases, ni en el mismo orden, ni por los mismos sentimientos. Pero me gustaría hablaros de la culpa, un sentimiento con el que suelo toparme a lo largo de este proceso.

Es habitual que las personas con EM digan cosas como «me siento culpable por no poder darle pecho a mi hijo porque tengo que empezar a medicarme», «me siento culpable por no trabajar y no aportar nada en casa», «me siento culpable por sobrecargar a mi pareja», «me siento culpable por no poder atender a mis hijos»… 

La culpa, suele aparecer cuando la persona con EM empieza a tener síntomas limitantes o cuando tiene que depender de otras personas, puesto que no puede ocuparse ni responsabilizarse de la misma manera de las tareas que antes le correspondían. A su vez, la mayoría de las veces son culpas no impuestas por los demás, sino que se impone cada uno a sí mismo, lo cual hace más difícil ‘quitárselas de encima’.

Ante esta situación me gustaría subrayar y aconsejar lo siguiente: La importancia de renunciar al perfeccionismo

El perfeccionismo tiene una estrecha relación con la culpa y ambas están más marcadas por el ‘debo ser’, que por el ‘ser’, o el ‘yo debo’ en vez de con el ‘yo quiero o puedo’. Cada persona hace lo que puede y da la mejor respuesta que puede en cada situación. 

Aceptarse a uno mismo

Culturalmente, hemos aprendido a ser tan autoexigentes con nosotros mismos, que nos producimos daño; depresión, angustia, problemas de sueño… porque siempre estamos con la sensación de falta, en vez de estar con la sensación de abundancia.

Por eso es muy importante la aceptación. Aceptarse a uno mismo, con las limitaciones que uno tiene, con lo que uno puede dar, en relación al contexto, momento y situación que está viviendo.

No siempre se puede dar de la misma forma, porque las circunstancias cambian. 

Dejar de utilizar el término culpa

Y sustituirlo por la palabra responsabilidad. El punto más importante de todos. Ya que la culpa no solo no sana el dolor que ella misma produce sino que lo intensifica, bloquea la posibilidad de perdonarse a sí mismo y, además, obstaculiza la posibilidad de cambiar. A diferencia de la culpa, hacerse responsable de los actos propios abre la posibilidad de perdonarse a sí mismo, hacer las cosas de otra manera y de cambiar.

 Ante la pregunta ¿haces todo lo que puedes, de acuerdo al momento, situación y contexto actual?

Si la respuesta es sí, deja de culparte, lo único que conseguirás es paralizarte, castigarte y vivir anclado en el pasado. Eso no sirve para resolver problemas. 

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